Negro y Blanco con José Carlos Carmona

Estoy de vuelta con las entrevistas, la falta de tiempo me impide actualizar esta sección lo que me gustaría pero poco a poco intento subirlas. Hoy os traigo a JOSÉ CARLOS CARMONA, un gran escritor con unas historias bastante curiosas que contar. He leído de él sólo dos novelas pero me han gustado muchísimo y me han dejado mucha huella sus letras. Mi primera vez con él fue SABOR A CHOCOLATE y posteriormente leí también SABOR A CANELA, ambos reseñados en el blog. Si aún no los habéis leído os los recomiendo ambos. Aquí tenéis el blog del autor, os la recomiendo porque encontraréis mucha información y está todo muy bien estructurado.

Os dejo la entrevista:

1.- ¿Qué le hizo ser escritor?

Indudablemente me he sentido artista desde pequeño: cantaba, bailaba, contaba chistes. Con cinco años. Pero eso lo hacen todos los niños. En mi casa mi madre debió potenciarlo. Se amaba mucho el arte y el ingenio. Tanto mi tío Pepe como mi abuelo Pepe eran de los que contaban anécdotas (casi siempre trapacerías) que conseguían tener a todos pendientes y reírnos de sus aventuras. Yo quería ser como ellos.

Luego se dieron un par de circunstancias que considero básicas en mi construcción como escritor: un amigo de nuestra pandilla en la adolescencia se tuvo que ir a vivir a Madrid porque a su padre lo destinaron allí. Esto coincidió con un curso de Secundaria en el que teníamos una clase de Historia después del recreo en el que el profesor era tremendamente aburrido: leía el libro con un tono monótono. Como estábamos cansados por el recreo los compañeros tampoco daban demasiado la lata y yo empecé a aprovechar esas clases para escribirle a nuestro amigo de Madrid largas cartas en el que tenía que narrarle las aventuras y el discurrir de nuestra pandilla: niñas nuevas, nuevas parejas, nuevos rechazos. En mitad de ello le escribía anécdotas o le contaba la última actividad divertida de nuestro amigo Juan o cómo nos habíamos copiado en un examen. En medio de eso, a veces, me ponía filosófico y le hablaba de mi consideración sobre Dios o sobre la vida. Creo que ahí empecé a hacerme escritor.

Algún tiempo después, y gracias a esa práctica continuada (fueron cientos de hojas las que escribí) empecé a utilizar este sistema con una chica que me gustaba de Madrid. Quería conquistarla y me afanaba en poner todo mi ingenio en esos escritos. Como ella, además, era muy perfeccionista (sacaba buenas notas, y eso para mí era otro nivel) yo procuré que mis escritos no tuvieran faltas y mis frases, con toda la gracia que yo pudiera incorporarle, fueran lo más perfectos posibles.

Creo que así empecé.

Después trabajé sin una esperanza cercana de publicar: sólo quería crear obra y dejarla en el cajón para un futuro (e imaginario) investigador que un día vendría a hacer un trabajo sobre mí y se encontraría con una obra extensa. Realmente te he de confesar, Rosalía, que siempre he tenido una enorme fe en mi futuro (una fe desmedida, sueños), pero que eso siempre me hicieron vivir pensando que todo lo que hacía tendría una proyección pública en el futuro. Yo sabía que llegaría a ser alguien (todavía no he conseguido lo que soñaba, pero me gusta seguir soñando) y eso hacía que cada palabra que le escribía a mi amigo o a la chica de Madrid las escribiera sabiendo que la leerían ellos y el mundo entero en el futuro. Delirios de grandeza, sin duda (vivía en una familia de artistas), pero que me ayudaban a intentar ser lo mejor posible porque vivía (¡y vivo!) con la conciencia de que mis actos tendrían consecuencias y serían conocidos. Era como si el dios de la Historia me estuviera juzgando permanentemente. (Lo he llevado bien, no creas que me ha angustiado).

2.- ¿Qué género literario prefiere leer?

Ahora estoy con la novela norteamericana de los últimos sesenta años (“ahora” significa desde hace unos quince años para acá, ando envuelto en una investigación, como quizás sepas si has leído el making off de Sabor a canela), pero siempre he preferido el relato por encima de cualquier otra forma de comunicación literaria. El relato tiene que ver con nuestro tiempo: piezas breves que condensen mundos, experiencias, sensaciones, enseñanzas, con poco tiempo para leer. Intensidad.

3.- ¿Cree que se promociona bien la literatura en España?

Actualmente existe un problema que no es sólo de España sino mundial: y es que el dinero lo corrompe todo. Esto, que todo el mundo lo puede comprender en abstracto, tendría que verse en los detalles de cada día de la vida de las personas y de las obras culturales.

Hoy en día una obra rica y profunda, llamémosla una obra grande, en España sólo vende tres mil quinientos ejemplares. Y una obra superficial, fácil y de entretenimiento vende unos trescientos mil ejemplares o más. ¿Qué empresa editora, agente o escritor se dedicaría a las primeras pudiendo trabajar con las segundas?

Sólo editoriales muy, muy, vocacionales o que tuvieran tras de sí a mecenas filantrópicos.

Esto hace que lo que más se publique, lo que llene las librerías del país sean libros de baja calidad. ¿Cuál es para mí el problema de un libro de baja calidad?: que cuando lo termines no sientas que ese tiempo te ha llenado tanto y que, por lo tanto, no estés deseando ir a por otro.

Las grandes empresas están condicionando, también, el periodismo cultural. Las empresas condicionan a los periodistas: si quieres entrevistar a este autor grande y conocido tienes que entrevistar a los que yo estoy promocionando y, ni se te ocurra hablar mal de ellos porque si no te quedas sin la gran entrevista. Esto no hace falta ni verbalizarlo, nadie se lo tiene que decir al periodista, el periodista lo sabe.

Además, entre los periodistas se ha instalado el buenismo, una actitud siempre positiva en la que no está bien hablar mal de los libros ni de los escritores. Eso lleva a que los espectadores, oyentes o lectores de medios de comunicación terminen por sentirse perdidos porque todos los libros de los que se oye hablar son buenísimos.

Hoy en día es difícil que la gente sepa qué es realmente bueno. Los lectores se pierden y así andamos: perdidos. Menos mal que hay gente sincera como los blogeros que no se venden a nadie.

4.- Un libro que le haya gustado.

Me han gustado cientos de libros, pero creo que en la novelística actual (de los últimos diez años) no he encontrado nada mejor que “La mancha humana”, de Philip Roth.

5.- Un libro que se le atragantó y que no pudo terminar.

Muchísimos. Hay que ser honestos y rechazar los libros si no te están interesando. El escritor tiene la obligación de seducirte, si no lo consigue es culpa suya, no tuya.

Es verdad que también hay libros que pueden engancharte o no por tu estado de ánimo, por tu periodo vital o por tu conocimiento de la Literatura, por lo que nunca está de más darles una segunda oportunidad pasados unos años.

Por lo general, la mayoría de los escritores españoles no me gustan; tampoco me gustan las novelas históricas ni de género. Me gustan los libros que hablen de mi época, de las cosas cercanas, de personajes urbanos normales, de la condición humana hoy.

Últimamente he dejado a medias el último libro de Umberto Eco, Baudolino. Ya no me interesa ese mundo que crea.

6.- ¿Qué libro está leyendo actualmente?

Estoy leyendo “Conejo en paz” de John Updike. Me he leído estos últimos meses los tres libros anteriores que escribió Updike sobre este personaje, Harry “Conejo” Angstrom, y estoy completamente maravillado de su forma de contar.

(La semana pasada hice un paréntesis en Updike y me leí “Némesis”, de Philip Roth, que acababa de salir: me encantó el intento de contar una historia de otra manera –sería largo de contar–).

7.- ¿Cree que en España existe poca cultura literaria?

Yo he optado hace tiempo por perdonar a mis conciudadanos de los índices de lectura. Creo que hay muchos factores que impiden la cultura y en especial la cultura literaria. En el sur es difícil leer porque son muchas las tentaciones para no hacerlos y la gente es feliz. La felicidad es un valor que no debemos olvidar. No puedo imponer mi criterio “cultureta” a todos. A mí me gusta leer y me gustaría que a la gente le gustara, pero no puedo vivir permanentemente cabreado porque el fútbol sea lo más seguido en este país, porque la gente vea televisión como si fuera una droga o porque las fiestas populares sean irracionales. Trabajemos en la cultura según podamos y alegrémonos de que se nos unan muchas personas, pero esto no es Alemania (afortunadamente); ni el sur es Cataluña o Euskadi o Madrid. Y lo acepto.

Los tiempos son malos para hacer esfuerzos. Leer lo implica y TODO le está diciendo a la gente que las cosas son fáciles: “Consiga con facilidad…”

Pero son las mayorías las que establecen las dinámicas: hemos metido democracia, hemos hecho la educación obligatoria, la hemos universalizado, tenemos más universitarios que en toda la Historia de este país y, sin embargo, ¡cada día hay más gente siguiendo el fútbol! Esto requiere una lectura nueva; hay que ponerse a analizar los datos desde el principio para poder comprendernos.

Hay miles de libros, todo el mundo parece que escribe, hay bibliotecas, colecciones baratas, nunca hemos estado mejor y, sin embargo, no nos lo parece. Yo no pienso quejarme. Lo que pasa estará ocurriendo por algo y yo no sé por qué es.

Y la lectura, además, no es ni la panacea de la felicidad (hay mucha gente sencilla feliz y mucho erudito cabreado) ni tiene por qué crear a gente mejor (hay mucho catedrático gilipollas y mucho erudito intolerante). No sé nada del mundo, estoy perdido, intento comprender a todos y no entiendo nada: ¡soy un hombre de mi época!

8.- ¿Libro electrónico o papel?

Actualmente prefiero el papel, pero también llevo siglos de inercia a mis espaldas. Creo, no obstante, que el mercado del papel se va a quedar para los best seller y los buenos libros sólo se podrán conseguir electrónicamente (si es que nos enteramos de que existe un buen libro). Esta es mi predicción en la que creo ciegamente.

9.- ¿Podría recomendarme algún libro o escritor?

Ya antes he recomendado a Philip Roth, lo vuelvo a hacer. Pero como ese libro del que he hablado en un poco gordo, te aconsejo que leas de él “Indignación”, que es más breve o muy reciente o “Elegía” (aunque este se lo aconsejo especialmente a los que ronden la cuarentena o estén pensado en echarse un/a amante o en separarse).

Por si puedo dar luz con algunos otros títulos que no son muy conocidos en España permíteme una breve lista:

-El joven audaz en el trapecio volante, de William Saroyan

-Vía Revolucionaria, de Richard Yates

-Si me necesitas, llámame, de Raymond Carver

-Carpe Diem, de Saul Bellow

-Como la vida misma, de Lorrie Moore

-El amor es un perro del infierno, un libro de poesía (aunque os aconsejo toda su poesía) de Charles Bukowski.

10.- Hágame usted una pregunta a mí.

¿No crees que la literatura española está muy varada, encallada, por culpa de los estudios tan historicista de las facultades de Filología? ¿No es el gusto literario de los españoles muy arcaizante?

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No sé qué autores se estudiarán en Filología actualmente pero por tu pregunta intuyo que no ha cambiado mucho la cosa desde hace años. De ser así sería una pena porque la cultura de una sociedad no puede medirse por unos escritos determinados. Personalmente me gusta el momento literario español que me ha tocado vivir. En mi librería de cabecera disfruto muchísimo en la mesa de narrativa actual española, donde se encuentran grandes historias. Creo que tenemos grandes autores, muchos de ellos noveles.

Respecto a la segunda pregunta creo que no, que cada vez se lee más nuevos autores y nuevas editoriales. Poco a poco se va viendo el cambio literario que creo que hay ahora mismo. 

Hasta aquí el Negro y Blanco con JOSÉ CARLOS CARMONA.

AGRADECIMIENTOS: a JOSÉ CARLOS CARMONA, por su amabilidad y dedicación con este blog y su propietaria.